Aunque no resulte la actividad más agradable con la cual llenar nuestro tiempo libre, lo cierto es que la limpieza de las distintas áreas de la casa, se encuentra entre las tareas que más tiempo nos ocupa. Tanto si puedes dedicarte plenamente al mantenimiento del hogar como si has de combinarlo con la jornada laboral, lo cierto es que lograr que nuestra casa esté limpia consume parte de nuestro tiempo disponible, pero su dedicación resulta imprescindible: con ello obtenemos un espacio higiénico y garantizamos el buen funcionamiento de muchos de los aparatos y electrodomésticos. Por esta razón, os vamos a dar una guía paso a paso en la que recorreremos las diferentes zonas de la casa en las que suele ser necesaria una limpieza más intensa.
1 – El cuarto de baño
Una de las salas de la casa que limpiamos más veces y para la que es esencial mantener una buena limpieza e higiene. Aunque los procesos de limpieza básicos suelen ser muy repetitivos, lo cierto es que también son tareas que podemos realizar con bastante rapidez. Al margen de la limpieza general del cuarto, donde tendremos que tener especial cuidado en los rincones, debes saber que para la limpieza no deben utilizarse productos de tipo abrasivo, sino mejor optar por productos anti-cal (para la bañera o la mampara de ducha).
Para la limpieza regular del WC puedes utilizar lejía o un producto similar para limpiarla por completo, así como un producto específico para limpiar la parte interna del sanitario. Deja actuar el producto unos minutos y luego asegúrate bien de aclararlo todo y dejarlo secar antes de volverlo a utilizar.
2 – La cocina
La cocina es la zona más ardua de limpiar, principalmente porque es donde cocinamos a diario y la que se ensucia constantemente. Precisamente, por ser un área donde manipulamos comida de forma constante, su limpieza es muy importante para tener unas buenas condiciones de higiene. Para su limpieza, tendremos que aplicar diferentes productos que nos serán muy útiles dependiendo del nivel de suciedad existente.
Por ejemplo, los productos desengrasantes resultan perfectos para proceder a la limpieza de los fogones y del área superior de la cocina (campana extractora). En esta zona es muy normal que se acumule la grasa, y por esa razón necesitaremos un producto más potente que para el resto de áreas. Esta operación hay que realizarla con la frecuencia que creamos necesaria; evidentemente, si no utilizamos tanto el fuego a la hora de cocinar (carnes, frituras, etc.), lo más probable es que no tengamos que hacerlo tan a menudo. Las encimeras requieren de un mantenimiento más frecuente, puesto que se ensucian con mucha facilidad al cortar alimentos, por salpicaduras al cocinar, etc.
Tampoco debes olvidarte de los electrodomésticos de la cocina, como por ejemplo la nevera. Aunque puede que la parte posterior no tengas que limpiarla con tanta frecuencia, recuerda de vez en cuando apagar el sistema de luz del frigorífico y lavar con agua y jabón las baldas, donde es probable que se hayan acumulado restos de comida y goteos de diferentes alimentos.
3 – Calderas y radiadores
La limpieza y mantenimiento de calderas y radiadores, independientemente de la zona en la que se encuentren, también resulta vital para su buen funcionamiento. Igual que con otros aparatos del hogar como, por ejemplo, los sistemas de aire acondicionado (en los que es necesaria la extracción de los filtros y de las rejillas para evitar que se acumule la suciedad filtrada), estos aparatos también requieren de un mantenimiento regular.
En el caso de los radiadores de gas natural es importante que, antes de iniciar la temporada en que los usaremos de forma habitual, realicemos una purga anual para garantizar su funcionamiento. Para ello, nos tendremos que asegurar de que la caldera esté apagada y que el radiador no desprenda ningún tipo de calor (esté totalmente apagado). Primero hay que realizar una limpieza de todo el polvo y suciedad que la calefacción haya podido acumular y después hacernos con un cubo y un producto específico para purgar la calefacción de gas natural. Abriremos la válvula de la parte superior y vaciaremos el agua hasta asegurarnos de que no haya suciedad dentro del radiador.
4 – Puertas y ventanas
A veces son los grandes olvidados, pero el efecto de una puerta o de unas ventanas sucias es fatal para tu casa. Para la limpieza de las puertas tendrás que tener en cuenta el material del que están hechas; las de madera requieren de un tratamiento especial que haga que se mantengan brillantes y bonitas, normalmente con productos de textura aceitosa que deberás asegurarte de limpiar bien una vez aplicados. Antes, deberás limpiar con agua y jabón la totalidad de la superficie, incluyendo los relieves, donde es normal que se acumule la suciedad.
En cuanto a las ventanas, deberás limpiarlas tanto por dentro como por fuera, aunque probablemente la parte que más se ensucie sea la exterior. Las persianas son la parte que te dará más trabajo, pero debes dejar para el final los cristales. Cualquier limpiacristales te servirá para dejar la superficie reluciente y cristalina.
5 – Muebles tapizados y colchones
Los muebles tapizados, como pueden ser sofás y sillas, deben ser limpiados con regularidad, más todavía si tenemos mascotas en el hogar. Para deshacernos de pelos de animal adheridos y de otras muestras de polvo y suciedad, pasaremos el aspirador por encima, insistiendo en las áreas más accesibles (reposabrazos, etc.). Algunos aspiradores disponen de accesorios específicos para tapicerías.
En el caso de los colchones, también emplearemos el aspirador para limpiar ambas caras. Las almohadas y los cojines deben lavarse en la lavadora con un programa que no afecte al material interior del relleno.
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