Un proyecto de limpieza integral es una de las mejores inversiones que puedes hacer como usuario de servicios de higienización de espacios, porque con ello se consigue garantizar el cumplimiento de todas las acciones que realmente debe incluir el concepto de pulcritud y desinfección. Además, la posibilidad de solicitar limpieza a domicilio es una de las medidas más demandadas.
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Por un lado el concepto de limpieza integral hace referencia a un conjunto de actividades completas que no sólo inciden en una apariencia salubre, sino que abarcan procedimientos para terminar con todos aquellos patógenos que se encuentran fuera del alcance de la vista.
De esta manera, al hablar de limpieza integral de casas, oficinas o cualquier otro tipo de instalaciones, se hace referencia a procesos en los que se utilizan tanto productos como maquinaria con el objetivo de eliminar tanto la suciedad visible como aquella que aunque aparentemente no existe, puede ser causa de infecciones.
Pero también la limpieza integral hace referencia a una actividad profesional planificada en la que todos los factores necesarios están perfectamente estudiados para conseguir los más óptimos resultados, a la hora de cubrir las necesidades de limpieza.
En este sentido, la limpieza integral obliga a hacer un estudio previo para establecer un proyecto específico para cada lugar, teniendo en cuenta los siguientes parámetros:
Las dimensiones espaciales, y la facilidad o dificultad de acceso a las distintas superficies, es clave para estudiar previamente que tipo de herramienta, maquinaria y procedimientos resultarán más efectivos a la hora de conseguir el mayor grado de higiene y desinfección, en proyectos integrales de limpieza.
No es igual planificar la limpieza de suelos de gran tamaño libres de obstáculos, que si estos mismos soportan elementos pesados como maquinaria, estanterías, o una gran cantidad de mobiliario, como sucede en la limpieza de oficinas.
Siguiendo el ejemplo anterior, cuando la superficie del suelo se interrumpe con distinto equipamiento o mobiliario, puede que haya que emplear distintos procedimientos de limpieza, buscando otro tipo de soluciones para higienizar las zonas ocupadas a la vez que se evita el deterioro de los elementos que se encuentran sobre estas.
De esta forma si nos encontramos con unas instalaciones en las que hay que hacer la limpieza de moquetas con tomas de enchufes y mobiliario de oficina, no se podrán utilizar determinados sistemas que pueden servir para higienizar el suelo, pero pueden afectar a la red eléctrica y base de los muebles.
Otro aspecto fundamental a la hora de realizar la limpieza integral, es tener muy presente el tipo de usos de cada de espacio, porque afectará al grado de higienización y desinfección que puede ser más o menos crítico, y también al tipo de productos químicos que se pueden o no utilizar.
De esta manera el grado de desinfección en lugares donde el porcentaje de infecciones cruzadas es mayor, como pueden ser hospitales o centros geriátricos y guarderías, es mucho más crucial que en la limpieza de comunidades o garajes, en donde el máximo grado de asepsia no es tan prioritario para mantener limpios estos espacios.
Pero además el uso de determinados procedimientos de limpieza puede o no, ser compatible dependiendo de si se trata de lugares ocupados constantemente por las personas, existen alimentos expuestos, u otras muchas variables que hay que tener en cuenta previamente.
La frecuencia de la limpieza viene determinada por la intensidad del uso de espacios y superficies, y el grado de higiene total necesaria dependiendo de su funcionalidad.
Para entenderlo de una forma sencilla, se puede poner el ejemplo del hospital en el que existen múltiples espacios e instalaciones: partiendo como hemos dicho anteriormente de que se trata de lugares que requieren de procedimientos de alta desinfección de forma general, sin embargo en su interior se establecen zonas dependiendo del grado de asepsia necesaria.
En este sentido, los quirófanos son la zona más crítica, en donde los procedimientos de desinfección se realizan de forma constante con anterioridad a cada uno de sus usos, mientras que la zona de recepción o los pasillos no requieren del mismo grado de asepsia, y frecuencia.
La auténtica limpieza integral conlleva necesariamente una perfecta planificación del número de operarios necesarios para realizar el trabajo, teniendo en cuenta también las especialidades, ya que cada empleado de limpieza está entrenado para realizar unos determinados cometidos: cristalero, personal de limpieza de puntos críticos, u otros.
Lo mismo sucede con la maquinaria específica a utilizar dependiendo de las superficies, máquinas de limpieza con alta presión, pulidoras enceradoras, etc…
En cuanto al uso de productos, hay que conocer los protocolos de cada tipo de instalación o espacio, a la hora de aplicar químicos u otros procedimientos como la limpieza con agua ionizada, limpiezas con ozono, o la limpieza criogénica.
Un equipo humano perfectamente formado en los procedimientos específicos para higienizar con la mejor garantía y seguridad cada tipo de superficie es básico para conseguir los resultados esperados dentro del concepto de limpieza integral, pues con ello se evitan rendimientos mediocres, problemas de confidencialidad, deterioros de objetos, mobiliario y superficies, y también accidentes personales.
La teoría plasmada en un proyecto puede dejar de materializarse, sin una supervisión sistemática de la calidad de las tareas, y por ello para asegurar la constante satisfacción de los clientes, es necesario contar con responsables que verifiquen puntualmente cada uno de los trabajos de limpieza.
Dependiendo de los procedimientos a realizar en cada tarea de limpieza integral, en muchos casos resulta necesaria la utilización de equipos para proteger manos, sistema respiratorio, ojos, pies, o todo el cuerpo completo.
Pero además de proteger la seguridad de los operarios de los servicios de limpieza, también es necesario tener en cuenta el simultáneo uso que pueden hacer del mismo espacio otros usuarios, lo que hace necesario prever y disponer de cartelería de advertencia, balizas o cordones de seguridad, entre otros sistemas.
Para completar los servicios dentro del concepto integral de limpieza, las compañías deben facilitar a sus clientes complementos consumibles como el papel higiénico, recargas de jabón para manos, ambientadores, toallitas desechables, y todos aquellos productos relacionados con los servicios higiénico sanitarios, liberando a los responsables de su mantenimiento.
La gestión de residuos es otra tarea imprescindible en cualquier sector de actividad por exigencias normativas, por lo que contar con una empresa que realice estos trabajos, supone centralizar la resolución de todas las necesidades de limpieza integral en un solo proveedor.
La agilidad en la comunicación entre empresas de limpieza y sus clientes, es otro aspecto fundamental para conseguir servicios de calidad dentro del concepto de limpieza integral, de tal forma que los responsables de una y otra parte puedan estar al tanto de cualquier cambio o incidencia, para hacer las gestiones oportunas eficazmente, sin que ello afecte a la dinámica del servicio.
Cómo ves la limpieza integral engloba un gran número de conceptos que no todas las agencias te pueden ofrecer.
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